El reloj se ha convertido por norma general en objeto masculino por excelencia. Aunque son muchas las mujeres que también lo consideran como un complemento indispensable, para los hombres es quizás algo que va más allá, un preciado objeto de deseo, ligado muchas veces a determinados eventos importantes y emotivos de su vida.

Tanto es así que los relojes pueden llegar a ser fieles reflejos de la personalidad y carácter de su portador y existen en el mercado infinidad de marcas de prestigio que cumplen con las exigencias más lujosas, deportivas, o desenfadas.

Es en este escenario donde hacen su aparición los relojes IWC, auténticas máquinas del tiempo que perduran a través de la vida de sus poseedores como testigos silenciosos de los acontecimientos.

Los orígenes de los relojes IWC (International Watch Company) se remontan a 1868 en Suiza y a día de hoy ofrece un gran catálogo compuesto por muy diversos modelos de relojes entre los que destaca su línea Portugieser, que celebró su 75 aniversario en el año 2015.

Un reloj IWC Portugieser está caracterizado por su aspecto formal y sobre todo a su precisa maquinaria procedente de los orígenes de los primeros modelos. En 1930 nació esta línea de relojes Portugieser como encargo de dos comerciantes portugueses que buscaban en un reloj de pulsera la precisión de los cronómetros marinos. Para conseguirlo IWC montó el movimiento de un reloj de bolsillo en la caja de uno de pulsera dando como resultado además de una pieza más voluminosa y con mucha más presencia, una maquinaria altamente precisa. Sin embargo, a pesar de eso, la estética y el tamaño del reloj no encajaban con los cánones de la época y no fue hasta 1993 con el relanzamiento de la gama que se consiguió el éxito de los modelos Portugieser.

Actualmente cerca de 20 modelos conforman esta línea de relojes IWC  que se han modernizado hasta incluso incluir equipamientos como cristales de cantos arqueados que lejos de desvirtuar la imagen clásica de los relojes resaltan su elegancia sin perder su gran equipamiento característico.

Por lo tanto los relojes IWC se convierten en piezas ideales para recordar los acontecimientos más importantes de la vida de un hombre, fieles reflejos de la perdurabilidad, elegancia y presencia que requieren estos preciados regalos.

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